27 Jun Cantabria Infinita
GUSTAVO CUERVO
En Cantabria solo hacen falta unas decenas de kilómetros para pasar de los puertos de montaña a los de costa, de las curvas con asfaltos colgados a más de 1.500 m de altitud a las playas de fina arena. Las excelencias del paisaje, las numerosas carreteras que atraviesan puertos de montaña espectaculares, los recoletos pueblos cargados de singulares tradiciones y una gastronomía son los argumentos más destacados de una región que reclama varios días para conocerla.
Comienza el viaje
Empezamos la ruta en la capital, Santander. Si no la conoces necesitarás al menos un par de días para descubrir sus principales atractivos. La playa del Sardinero, a la que se asoman muchos de los edificios más emblemáticos de la ciudad, invita a ser recorrida de punta a punta. De un lado un memorable hotel que sirve de base para quedadas de los moteros cántabros, y del otro la península de la Magdalena. Obligatorio aparcar tu moto cerca de la puerta y caminar por el interior de este rincón fascinante. El palacio, sede de la universidad de verano y uno de los más bellos ejemplos de arquitectura ecléctica, y los jardines, donde se suceden los alicientes te atrapan durante algunas horas. Las reproducciones de diferentes naves en el llamado museo el Hombre y la Mar, un pequeño parque marino con algunas especies singulares. También encontramos el monumento a Félix Rodríguez de la Fuente que hace un llamamiento a la libertad de expresión y de prensa. y no olvidemos los numerosos y exóticos árboles que hacen que pase el tiempo sin darte cuenta.
En marcha hacia poniente podemos elegir la autovía del Cantábrico o las más estrechas y sinuosas carreteras locales próximas a la costa. En este caso hay que circular con mentalidad de viaje lento, debido a las numerosas poblaciones y los infinitos rincones que llamarán tu atención, praderas, caseríos, acantilados, playas y rías como la de San Martín que te llevarán hasta Santillana del Mar. Es obligatorio aparcar tu moto en los espacios dispuestos cerca del centro (precaución piso de cantos rodados) y caminar despacio por sus calles empedradas disfrutando de esta auténtica joya del urbanismo cántabro.
La leyenda asegura que la villa se fundó en torno a los restos de Santa Juliana que se conservan en la Colegiata. Durante los siglos XV a XVIII se formó un conjunto arquitectónico de notable interés monumental. Una amplia y variada oferta hotelera invita a pernoctar en Santillana, lo que permite disfrutar de la villa por la noche. También dedícale tiempo a acercarte hasta las Cuevas de Altamira, llamada la Capilla Sixtina de la prehistoria. Si bien para visitar la cueva original hace falta permiso especial tramitado con mucho tiempo y justificación, si se puede conocer la replica exacta en el museo y centro de interpretación que explica cómo era la vida de los habitantes de esta región hace más de 14.000 años.
Seguimos con el viaje
De nuevo en ruta hacia el interior y después de pasar por el Cabezón de la Sal comienza la ascensión por el valle de Saja y la CA 2080. Ruente, Fresneda y Saja son algunas de las referencias entre las varias poblaciones que se atraviesan, todas de típicas construcciones rurales cántabras, pero es la naturaleza la que reclama y se lleva toda la atención. La carretera zigzaguea bajo frondosos bosques de hayas y robles estamos en la reserva natural de Saja Besaya una de la más grandes e inalteradas de toda Cantabria. Desde el Centro de Interpretación de muy recomendable visita, hasta el paso del puerto de la Palombera, el espectáculo natural es fantástico.
El descenso es mucho más corto que la subida pues entramos en la alta meseta hispana donde al poco se alcanza el nacimiento del río Ebro en Fontibre. Este es otro de esos rincones donde es recomendable estacionar la moto y pasear junto a las aguas del río más caudaloso de España donde estas aguas tras un larguísimo camino llegaran hasta el Mediterráneo, pasando por tierras de Castilla, Aragón y Cataluña. La próxima parada es Reinosa una importante población con un memorable casco antiguo donde destaca la renacentista iglesia de San Sebastián.
Desde Reinosa hacia el este por la CA 171 se viaja paralelo el gran embalse del Ebro hasta llegar al cruce con la N-623. Justo antes se entra durante unos pocos kilómetros en la provincia de Burgos pero se regresa a Cantabria por una de sus más bellas y desconocidas entradas la BU -574 y el Puerto de Matanela. Los días despejados disfrutarás de excelentes vistas panorámicas desde esta carretera que corre justo en el borde de la meseta con Cantabria. La carretera cambia de denominaci0on a CA 633 y desciende por el valle del río Barcelada pasando por San Pedro del Romeral donde cambia a CA 632.
Vega de Pas es la siguiente población de referencia y el puerto de la Braguía, un afamado tramo de rallyes en Cantabria que pone emoción con su gran variedad de curvas antes de alcanzar Villarcarriedo. Este es un ejemplo más de tantos pueblos cántabros donde la arquitectura rural ofrece preciosas estampas. Especialmente en primavera y verano cuando sus balcones se adornan de flores, todos ellos invitan al paseo tranquilo admirando sus edificios donde piedra y madera conforman rincones de gran encanto.
En esta ruta aún quedan muchas curvas por tomar, de forma que siguiendo en dirección este por CA 264 pasando por Bustantegua se alcanza San Roque de Riomiera, donde empezamos de nuevo a remontar por el bastante desconocido Portillo de Lunada. De nuevo se entra en Burgos y para volver a Cantabria otro tramo excepcional el Portillo de la Sía. Siempre te resultará difícil colocar entre tus pasos de montaña favoritos a unos sobre otros en Cantabria. Para muchos moto-turistas este tramo con las vistas panorámicas de la CA 665 y a continuación CA 265 con el nacimiento del río Asón. Resulta imposible pasar y no parar a recrearse observando la cascada que varía bastante en su caudal según las lluvias, pero que prácticamente siempre tiene agua cayendo en un grandioso espectáculo natural.
Para regresar a Santander por Solares solo queda el puerto de Alisas otro lugar donde satisfacer tus ansias de curvas, si es que aún te quedan tras esta larga ruta llena de virajes continuos y donde podrás tomarte una foto con el monumento al ciclismo.
Cualquier recorrido por Cantabria llena tu memoria de magníficos parajes, de memorables tramos de curvas, de pueblos con mucho encanto y también de grandes sabores, pues la gastronomía de toda la región es sencillamente prodigiosa. Por algo se acuñó el término de Cantabria Infinita.