16 Sep Ruta por las Rías Bajas, Pontevedra
GUSTAVO CUERVO
Con la capital de Pontevedra como inicio recorremos las Rías Bajas descubriendo muchos de sus lugares más míticos y reconocibles de Galicia, pero también varios de los lugares menos conocidos a lo largo de una ruta llena de alicientes. Entre la ría de Arosa y la desembocadura del río Miño, haciendo frontera con Portugal, las Rías Bajas son uno de los paisajes más sugerentes y singulares de España.
Pontevedra tiene un precioso centro histórico que hay que comenzar a conocer en la Plaza de la Leña, que como todas las plazas conservan los nombres medievales de cuando se celebraban aquí los mercados y ferias. Un buen número de iglesias, destacando la Basílica de Santa María la Mayor y el santuario de la Peregrina con forma de concha de vieira. Solo con pasear por el centro histórico descubriendo los escudos heráldicos de las fachadas de muchas de sus casas ya es un recuerdo memorable. Pontevedra reúne una de las mayores concentraciones de escudos heráldicos en piedra de toda Galicia y entre las más destacadas de España, con más de doscientas unidades, pertenecientes a los 114 linajes históricos que se instalaron y prosperaron en esta bella ciudad. Otro de los atractivos singulares es la Illa das Esculturas (la isla de las esculturas) un paraje natural próximo al centro. Aquí se fusionan la naturaleza, el arte y el paisaje en el que doce artistas de calado internacional instalaron sus magníficas obras escultóricas. Por último, la visita nocturna de los puentes de Pontevedra es también una actividad recomendable.
Saliendo de la ciudad hacia el norte puedes elegir dos rutas bien diferenciadas que corren paralelas. La más rápida es la autopista de peaje A-9 y la otra es por la nacional N-550. La primera permite llegar en apenas unos minutos hasta el cruce de la N-640 que une Caldas de Rey con Villagarcía de Arousa. La autopista evita la travesía de algunos pueblos en los que siempre hay que mantener una velocidad moderada. No serán pocas las travesías que realizaremos en esta ruta y también muchos los cruces, rotondas y desvíos, por lo que hay que prestar mucha atención en los pueblos y conducir con mentalidad urbana, no de carretera. La presencia de radares, tanto fijos como móviles son frecuentes.
La ruta recomendada comienza por la cara norte de la Ría de Arosa ascendiendo hasta el mejor mirador de las Rías Bajas: El mirador de La Curota en la Sierra de Barbazana. Si el día es claro, podrás contemplar casi la totalidad de las rías Bajas. No visitamos en esta ocasión la más norteña, la de Muros-Noia que la dejamos para otra ocasión siguiendo una bonita ruta con inicio y fin en Santiago de Compostela. Viajando hacia el sur buscamos y encontramos Villagarcía de Arosa. Atravesada por el pequeño río Con, en el fondo de la ría de Padrón, sí, de donde proceden los famosos pimientos “que unos pican y otros no”, es importante el puerto marítimo, comercial y deportivo. Una visita rápida debe incluir la calle del Cristo, la Plaza del Casto, los jardines del Centenario y el parque da Xunqueira. Es una ciudad de referencia y servicios, ya que es la más grande de la ría de Arosa.
En el centro de la Ría, la isla de Arosa tiene acceso por un largo puente y es un remanso de paz desde donde puedes admirar toda la ría con una perspectiva singular desde el interior.
De regreso a la península rodeamos el litoral sur. Atención a los cruces, semáforos y rotondas. Cambados villa medieval, donde la piedra conforma artísticos palacios y pazos, requiere una detenida visita a pie, ya que el tráfico de vehículos por el centro histórico está restringido.
Enfilando hacia O Grove, la grandiosa playa de la Lanzada, abierta al Atlántico y de poderes curativos según la leyenda, queda a poniente, mientras a levante esta parte de la ría ofrece muy diferente paisaje con las mareas. En bajamar, las algas decoran las rocas del fondo, mientras con pleamar una bella y fina capa de agua es un perfecto espejo en los días sin viento.
O Grove es famoso por su marisco. La variedad y calidad de los frutos de mar que puedes degustar en sus múltiples restaurantes es muy difícil de encontrar, no solo en el resto de Galicia, también en casi cualquier rincón del mundo. Las frescas y batidas aguas del Atlántico, junto con las remansadas de la ría, son un paraíso para todo tipo de mariscos y pescados. Déjate seducir y seguro recomendarás a tus amigos una visita a tan gastronómico pueblo gallego.
La otra isla importante de la ría de Arousa es la isla de A Toxa (La Toja) un paraje realmente privilegiado al que se accede cruzando un romántico puente. En una vuelta en moto por la isla descubrirás idílicos rincones, una ermita tapizada con conchas, fabulosos jardines, hoteles balnearios y maravillosas vistas de la ría. Cuenta la leyenda que el descubrimiento de las aguas termales con poderes curativos de esta isla fue a consecuencia del abandono de un burro enfermo para que muriera en estos parajes. Al poco tiempo se dieron cuenta de que el burro había recobrado una salud magnífica al bañarse en las fuentes de cálidas y medicinales aguas. Como quiera que sea, lo cierto es que las aguas de los balnearios de la isla de la Toxa son merecidamente famosos, al igual que sus jabones fabricados con estas aguas.
Continuando la ruta hacia el sur se perfila la cara norte de la ría de Pontevedra con sus afamadas playas de las poblaciones vacacionales de Portonovo, San Xenxo y el singular pueblo de Combarro, donde los horreos clavan sus patas a los mismos bordes del mar, creando una estampa única en Galicia. El litoral sur de la ría de Pontevedra ofrece como principales alicientes el puerto de la armada y escuela de guardiamarinas de Marín, base del buque insignia Juan Sebastián Elcano y otros buques militares que ocasionalmente se pueden visitar. Más adelante encontramos Bueu, gran puerto de barcos pesqueros de altura y en el final, el cabo Udra desde donde se tienen magníficas panorámicas de la bocana de la ría de Pontevedra.
Antes de alcanzar la ría de Vigo, la península que las une adentrando sus recortadas costas en el Atlántico, tiene el cruceiro más artístico de toda Galicia, situado en O Hío. Los faros de Punta Couso y el Faro de Home, satisfacen sobremanera a los que gusten de ir a los extremos de los mapas, los confines de la tierra y el mar.
La gran actividad de su puerto y una intensa vida comercial han convertido a Vigo en la ciudad más poblada de Galicia, con casi 300.000 habitantes. Su historia comenzó con asentamientos celtas y helenos, se prolongó con los romanos y tiene una de sus páginas negras cuando fue arrasada por el rey moro Almanzor. Dos son los lugares principales a visitar por el turista. La estación marítima con su ajetreado bullicio y tráfico de pequeños barcos que realizan los tránsitos por la ría y con las islas Cies, más los grandes buques trans-atlánticos y la notable flota pesquera de altura. Barcos de todos los tamaños y para todas las funciones marineras. En Vigo hay una zona imprescindible «El Berbes», antiguo barrio de pescadores de estrechas y empinadas callejuelas. Aquí podrás disfrutar de la gastronomía popular gallega en toda su expresión. «La Piedra» donde las mujeres preparan ostras sin cesar, es uno de los rincones más tradicionales, pero encontrarás muchos mesones y reputados restaurantes. El museo Quiñones de León, la Catedral de Santa María y el Pazo Castrelos son las referencias culturales de Vigo mientras los puntos de vista panorámica son el Mirador de Castro, con el monumento a los galeones de Rande y el Mirador de la Guía.
Las islas Cíes que protegen la entrada de la ría de Vigo son la elección predilecta de los aficionados a la naturaleza y los pájaros. Los barcos para el viaje parten del puerto de Vigo y conviene reservar con mucha antelación, especialmente en temporada alta. Hay diferentes cruceros en duración y recorrido, también es posible viajar a la isla de Ons. En cualquier caso no se debe abandonar la ciudad sin embarcarse para realizar alguna travesía. La más corta y sencilla es la que enlaza Vigo con Cangas, cruzando la ría por su centro, lo que te dará una idea del intenso tráfico naval de este brazo de mar.
La ruta por el litoral sur de la ría de Vigo enlaza la gran ciudad gallega con Baiona donde acaba la ría. Los puntos fuertes de este recorrido son la Playa de Samil, Monte Ferro, la histórica y monumental Baiona con el palacio de Gondomar que hunde sus murallas en las aguas de la ría. El paseo a lo largo de sus murallas es inolvidable y fue desde aquí donde divisaron la llegada de la carabela La Pinta de la expedición de Colón que fue la primera en traer las noticias de un Nuevo Mundo.
Siguiendo en moto un largo tramo de 28 km pegado a la costa en dirección sur llegamos a alcanzar A Garda y el monte de Santa Tecla, (posibilidad de vientos fuertes de costa). Imprescindible en cualquier ruta turística es subir hasta la cima del Monte de Santa Tecla desde la que se contemplan impresionantes vistas del Atlántico, la desembocadura del río Miño haciendo frontera con Portugal y un yacimiento arqueológico excepcional de castros celtas. Un lugar inmejorable para acabar este recorrido por las Rías Bajas.