01 Ago Cascos de moto
JUDIT FLORENSA
Lo primero que nos viene a la mente cuando pensamos en equipamiento es el casco. No es que sea lo único, pero sí lo más importante. A continuación, profundizaremos en este tema para que no se te escape ningún detalle a la hora de hacer la mejor elección.
En primer lugar, como pasa con el resto de equipamiento, debes pensar qué es lo que necesitas. Uno de los aspectos a tener en cuenta es el tipo de uso que vas a hacer, además de hacerte con la talla correcta para garantizar la seguridad y el confort en marcha, sin olvidarte de asegurarte de que está homologado. Los tipos de cascos que tienes en el mercado son los siguientes:
Cascos integrales
Los cascos integrales son los que veis más a menudo cuando circuláis y los que recomendamos para desplazamientos a altas velocidades. Como bien indica su nombre, se trata de aquellos que cubren la totalidad de la cabeza incluyendo la mentonera. Incorporan elementos de ventilación para garantizar la transpiración y suelen ofrecer un aislamiento óptimo del ruido y las posibles turbulencias.
Dentro de esta clasificación tienes una variedad bastante amplia, desde los más básicos hasta los destinados a competición, que cuentan con características específicas como el cierre de doble hebilla o, en muchos casos, la incorporación de algunos elementos para favorecer la aerodinámica, como un difusor trasero.
La versatilidad de los modulares
Los modulares o abatibles son un tipo de casco que comparte muchas características con el integral, pero tienen una particularidad y es que la mentonera y la pantalla se pueden levantar. Es una opción segura y con un extra de comodidad, aunque suelen ser algo más pesados que los primeros. Un aspecto a considerar es que no siempre cuentan con homologación para circular con la mentonera en posición abatida.
Es una de las alternativas elegidas para trayectos largos y muchos de ellos cuentan con visor solar. Es habitual que los moteros instalen un intercomunicador, especialmente aquellos que viajan en pareja. Puedes añadir este gadget en otros tipos de casco, como los integrales, pero los abatibles suelen ofrecer más espacio en el interior para acomodarlos e incluso algunos cuentan con un compartimento específico. Busca un intercomunicador compatible. En ocasiones lo ofrece el propio fabricante de cascos, de modo que la integración es perfecta, o bien puedes decantarte por uno universal que se puede instalar en una gran variedad de modelos.
Los jet o abiertos
Son aquellos que protegen el cráneo del mismo modo que lo hacen los otros tipos, pero, en este caso, dejan al descubierto la mentonera. Los jet son una opción para los desplazamientos a baja y media velocidad, como la circulación urbana o el denominado commuting, además de ser bastante común su uso durante las épocas del año más cálidas. Siempre será más seguro circular con un casco jet que cumpla con la homologación ECE R22.06 que con cualquier otro tipo de casco que cumpla con homologación más antigua.
Por otro lado, son los que ofrecen mayor ventilación en casos de calor y humedad extremos, y aportan mayor visibilidad, además de practicidad. Te permiten hacer ciertas acciones – como un recado rápido o repostar – sin tenértelo que quitar y, además, puede ser más fácil de guardar debajo del asiento o en cualquier maleta gracias a su reducido tamaño.
Para los amantes del off road
También hay opciones para todos aquellos que disfrutan saliendo del asfalto. Dentro de esta clasificación podríamos diferenciar los trail o adventure de los de off road puro. Estos últimos estarían enfocados a unas modalidades más concretas, como el enduro o el motocross, mientras que los primeros serían ideales para aquellos que hacen un uso mixto. La diferencia más significativa de esta clasificación es que cuentan con una visera prominente y una pantalla con un amplio campo de visión. Suelen tener distintos tamaños de calota y algunos integran visor solar y sistemas de ventilación avanzados y regulables en posición.
La homologación es vital
Como hemos apuntado en el inicio del texto, uno de los aspectos más importantes a tener en cuenta es que el casco esté homologado y cumpla con la normativa vigente de seguridad. Tenemos que tener la garantía de que ha pasado todas las pruebas y requisitos imprescindibles para protegernos en caso de impacto o caída y que cubra por completo el cráneo, tanto la parte frontal, como la parietal y la temporal occipital.
Asegúrate de encontrar el distintivo ECE/ONU (actualmente en el mercado están disponibles las homologaciones ECE R22.05 y la más reciente ECE R22.06) en la etiqueta, además de buscar la talla adecuada para que no se mueva ni te caiga sobre los ojos o te presione en exceso la frente. Y, por supuesto, debe contar un sistema de abrochado que cumpla su función y no tener ningún elemento que obstaculice la visión periférica. Abrochar siempre el casco y ajustarlo lo suficiente es muy importante. De no hacerlo, podría salir eyectado antes de recibir el impacto en la cabeza si sufrimos un accidente.
Busca el máximo confort
Igual que pasa con las motos, los cascos también pueden disponer de una serie de elementos que ayudan a aumentar los beneficios que ofrece. Podríamos empezar por el visor solar, que es de gran ayuda cuando nos molesta el sol. Con una pequeña pestaña podemos bajarlo y cubrirnos los ojos, de modo que nos ahorramos el hecho de tener que añadir unas gafas. La presión de las patillas nos puede resultar muy incómoda si no dispone de un espacio para albergarlas.
El peso es otra de las características que contribuirá al confort del motero. Con un casco ligero reduciremos en gran medida la fatiga del cuello y hombros, especialmente en trayectos largos. Además, reducimos la fuerza de impacto en caso de accidente. Los materiales como la fibra de carbono son muy útiles en este sentido porque consiguen aligerar el conjunto sin comprometer la seguridad. La aerodinámica también es importante para reducir la resistencia al viento y mejorar la estabilidad a altas velocidades, reduciendo el esfuerzo físico que debemos hacer y las tan molestas turbulencias.
La seguridad es lo primero
Tu casco debe ofrecer siempre una visibilidad óptima. En días de frío o lluvia se nos puede empañar la pantalla, de modo que tenemos que optar por alguna solución para evitarlo. Existen distintas opciones, como tratamientos de tipo spray o productos similares que se rocían directamente en la pantalla y evitan la aparición del vaho. Algunos fabricantes ofrecen este recubrimiento de serie, mientras que en muchos casos puedes incorporar un pinlock que se adhiere en el interior de la visera principal. Y recuerda que los sistemas de ventilación del propio casco también nos pueden ayudar con el flujo de aire. Abre o cierra entradas según necesites.
Siguiendo con otra recomendación en términos de seguridad, te aconsejamos que te decantes por colores llamativos para tu casco, como fluorescentes u otras opciones claritas que pueden ayudar al resto de conductores a detectar tu presencia con mayor facilidad, tanto de día como de noche y en condiciones climáticas adversas. También puedes añadir algún elemento reflectante, como tiras reflectantes que se pueden adherir en diversas partes del casco.
Y, por último, recuerda que los cascos no duran para siempre. La vida útil recomendada suele estar entorno a los 5 años, a pesar de no haber sufrido un golpe fuerte o de no tener daños aparentes. Debes reemplazarlo inmediatamente si no cumple con la normativa de homologación más reciente o si ha recibido un impacto severo. Y también si hay signos de desgaste como grietas, rasguños, abolladuras, si el forro interior se ha deformado y el ajuste se ve comprometido o bien si las hebillas y correas están deterioradas.
Por último, nunca debemos priorizar el tema estético sobre la seguridad. Por suerte, hoy en día existen cascos con todo tipo de estilo y diseño, desde los más vintage o cafe racer hasta los de aspecto más futurista.