19 Nov Consejos para viajar por carretera en invierno
JUDIT FLORENSA
Con la llegada del invierno, son muchos los que deciden aparcar la moto en el garaje porque el frío y sus condiciones extremas convierten la circulación en todo un desafío. Sin embargo, hay quien prefiere disfrutarla durante los 365 días del año, incluso para hacer viajes cuando las temperaturas son más bajas.
En invierno podemos encontrar paisajes espectaculares y distintos al resto del año, pero tenemos que tener en cuenta varios requisitos para combatir el clima hostil al que nos podemos enfrentar. No solo se trata del frío. También nos referimos a las condiciones adversas o inclemencias como pueden ser los episodios de viento fuerte, lluvia, niebla o incluso nieve.
La clave es una buena planificación
Planea bien tu aventura. Ten en cuenta que tienes menos horas de luz y, a partir de ahí, piensa en los kilómetros que quieres hacer al día, la ruta que vas a seguir y programa las paradas. Evita circular a primera hora de la mañana y cuando se va el sol porque son los momentos del día en los que la carretera puede estar en condiciones más delicadas. Y, sobre todo, intenta librarte de la noche porque la peligrosidad aumenta tanto por el estado del asfalto como por la disminución de la visibilidad.
Consulta la previsión meteorológica antes de empezar el viaje y ve actualizándola día a día por si hay algún cambio que sea importante. Piensa en tener un plan B en caso de que los pronósticos sean extremadamente complicados. Si es así, te recomendamos que no circules.
Lleva el mantenimiento de tu moto al día o llévala al taller para que le hagan una revisión exhaustiva. Debes asegurarte que todos los componentes están en buen estado, como los frenos, la cadena, el nivel de líquidos, la batería, las luces o los neumáticos. Existen compuestos específicos para invierno que te pueden dar un extra de seguridad. No te olvides de comprobar las presiones y de revisarlas durante el viaje porque pueden sufrir oscilaciones importantes en este tipo de condiciones.
Añade una bolsa con herramientas básicas para solventar cualquier imprevisto y otros imprescindibles como cinta americana y un kit para reparar pinchazos. Elige unas buenas maletas para llevar todo el equipaje necesario. Hay de muchos tipos, formas y materiales, desde las más blandas a otras duras como las metálicas, impermeables y para montar en distintos puntos de la moto.
Circula con suavidad y un extra de prudencia
Pilota de forma prudente y conservadora. Acelera y frena con más suavidad de lo habitual, modera las velocidades máximas y amplía la distancia de seguridad con el resto de vehículos. Baja marchas con delicadeza para evitar sacudidas bruscas y aprovecha la retención del freno motor en las deceleraciones.
Mira lejos y anticípate. De esta forma tendrás un campo de visión más amplio y más margen de reacción ante cualquier situación. Durante los meses de frío, además de circular sobre un asfalto que está a muy bajas temperaturas, es común encontrar zonas húmedas, incluso algunas placas de hielo en puntos sombríos. Conducir con un extra de prudencia te ayudará a evitar muchos sustos.
Aprovecha las ayudas a la conducción de tu moto. Muchos modelos disponen de un amplio abanico de posibilidades a nivel electrónico. En algunos casos incorporan modos de conducción con un setting adecuado para estas condiciones. En otros, puedes configurar tú mismo el reglaje según tus preferencias. Por lo general, se suele reducir el par motor para que la entrega de potencia sea más suave y los asistentes como el control de tracción se vuelven más intrusivos. Aunque lo mejor es que seas tú mismo quien suavice la conducción para evitar que estos controles tengan que intervenir.
Si viajas en grupo, no está de más utilizar intercomunicadores para poder avisar de temas puntuales. Por ejemplo, si alguien tiene que repostar, está cansado, tiene algún problema en la moto o si el líder del grupo se da cuenta que hay bastantes parches de humedad en un tramo.
Protégete bien
Una vez has planificado el viaje y has tenido en cuenta todos los temas anteriores, es importante que te asegures de ir bien equipado. Si no vas con la indumentaria adecuada, tu aventura se puede convertir en un infierno.
El frío es el principal factor que hay que combatir. Cuando el cuerpo está expuesto durante mucho rato a las bajas temperaturas, se incrementa el gasto de energía, por lo que notarás el cansancio antes de lo habitual. También puedes perder algo de concentración si el cuerpo está en tensión de forma prolongada. Puede ser por diferentes motivos. Por ejemplo, cuando el asfalto está más resbaladizo de lo habitual o cuando debes forzar la vista porque la visibilidad ha quedado comprometida por la niebla. Asegúrate de hacer paradas para descansar, hidratarte y reponer fuerzas. Y, en la medida de lo posible, intenta que las comidas no sean demasiado copiosas.
Equípate como es debido. Es importante que vistas prendas específicas para el frío y que sean impermeables. Si las temperaturas son muy extremas, puedes usar ropa térmica, como camisetas o pantalones, además de calcetines, sotoguantes o una braga. Si eres bastante friolero, puedes tirar de accesorios como chalecos o guantes calefactables, además de añadir unas manoplas o una manta para cubrir las piernas. Ten en cuenta que necesitarás espacio para almacenarlos una vez termines tu trayecto.
Añade ropa de recambio en tu equipaje. Si haces muchos kilómetros, no está de más llevar ropa de repuesto, como guantes, calcetines o camisetas térmicas porque en cualquier momento nos puede sorprender la lluvia. Las manos y los pies son las partes que quedan más expuestas, por lo que serán las primeras en perder tacto y sensibilidad. Y esto puede comprometer muchísimo tu seguridad y la de los demás.
El traje de lluvia es otro de los imprescindibles. Puedes optar por un chubasquero de una o dos piezas. No solo te salva en caso de precipitaciones y evita que te cale el agua, sino que también lo puedes usar como aislante o cortavientos. Y para añadir un punto de protección, elige colores con los que se te pueda distinguir bien. Puedes optar por un chubasquero fosforito, un casco blanco o bien añadir algún elemento reflectante en tu equipamiento. La visibilidad acostumbra a ser menor en los meses más fríos por la falta de luz y otros fenómenos, así que cualquier elemento que permita al resto verte bien, será de gran ayuda.
Y, para terminar, no te olvides de otras cuestiones básicas como comprobar que tienes la documentación al día, tanto la personal como la de la moto. Si sigues todos estos puntos, podrás seguir gozando de la moto de forma segura aún con bajas temperaturas. ¡Que el frío no te detenga de disfrutar de las dos ruedas!