26 Feb La montaña mediterránea: Alicante
GUSTAVO CUERVO
De todas las montañas de la península ibérica que se asoman al Mediterráneo, quizás sean las serranías alicantinas con sus agrestes paisajes las que mejor expresen el carácter del levante hispano. Tomando como origen la ciudad de Alicante y como fin el Peñón de Ifach en Calpe, proponemos para este fin una ruta que llenará de buenos recuerdos y memorables curvas tu fin de semana.
El rutómetro recomendado con un total de 240km: Alicante – El Campello – Relleu – Sella – Finestrat – Benidorm – Polop – Callosa d´en Sarria – Museo Vehículos Históricos – Guadalest – Confrides – Alcoi – Cocentaina – Muro de Alcoi – Benimarfull – Planes – Margarida – Alpatró – Benirrama – Pego – Sagra – Parcent – Coll de Rates – Callosa – Altea – Calp (Calpe) Penyal d’Ifach.
Ruta por la costa alicantina
Alicante es la segunda ciudad de la Comunidad Valenciana por número de habitantes y la capital de la Costa Blanca. En su catálogo turístico básico hay que citar el castillo de Santa Bárbara, el Ayuntamiento, El Raval Roig (barrio de pescadores), la Iglesia de Santa María, el Museo de las hogueras de San Juan y el recordado paseo marítimo con sus suelos en forma de onda. Además, hay una interesante excursión en barco desde Alicante hasta la Isla Tabarca.
Comienza nuestra ruta por la costa valenciana
Partiendo de la capital, pronto dejamos atrás las saturadas carreteras de la costa para buscar el interior por la A-181. Estrecha, sinuosa y paisajística desde el principio remonta la Serra de la Grana y la cara sur de la gran Sierra de Aitana, donde se encuentra Sella. Prosiguiendo por rutas locales se pasa por Finestrat para bajar hasta la más cosmopolita de las ciudades levantinas españolas, Benidorm: un paraíso vacacional de europeos de múltiples nacionalidades y la urbe con más rascacielos de toda España.
La población original de Benidorm se levanta sobre un pequeño promontorio rocoso que divide sus dos playas, lugar donde más han crecido los hoteles y residencias de toda España. Tiene un casco antiguo de calles peatonales y un impresionante conjunto de rascacielos de Levante y Poniente. Una marcha juvenil veraniega e internacional durante todo el año. Sin duda, la ciudad más cosmopolita de toda la Comunidad Valenciana. Incluso en sus restaurantes puedes encontrar especialidades de todas las cocinas europeas y con los rótulos de sus menús en el idioma original.
Paisaje de Benidorm
Subimos a la moto y regresamos al interior buscando Callosa de Ensarrià, las carreteras CV-715 y después la CV-755 empiezan a mostrarnos un desfile de maravillosos paisajes. Curvas enlazadas de todo radio y buen asfalto, con algo de tráfico, nos llevan hasta Guadalest. Esta es una ruta mucho más atractiva que la directa desde Benidorm por CV-75, la que utilizan habitualmente los turistas de automóvil que transitan por la comarca de la Marina Baja. Este itinerario permite además visitar, justo antes de cruzar el río, el Museo de vehículos históricos del Valle de Guadalest. Creado por Ricardo Fracés, abrió sus puertas en 2003 y muestra una colección de 140 motos, varios micro-coches y máquinas de coser, cafeteras, teléfonos y radios que crean un ambiente singular en una sala de 500 metros cuadrados llena de reliquias mecánicas.
Continuamos la ruta por Guadalest, un pequeño pueblo de casas apretadas contra la montaña, que mantiene un singular tipismo a pesar de sufrir la invasión diaria del turismo masivo proveniente de la costa. A pesar de todo su bullicio es una parada inexcusable. Llamado oficialmente El Castell de Guadalest tiene una población de tan solo 274 habitantes y está declarado conjunto Histórico-Artístico y se encuentra en la lista de los pueblos más bonitos de España.
Vistas de la montaña y el embalse de Guadalest
La ruta continúa hacia el interior en busca de Alcoi, con menos tráfico, pero manteniendo los virajes continuos. En Benasau puedes regresar a la costa (La Vila Joyosa- Villajoyosa) por CV-770 una preciosa carretera que supera el puerto de Tudons y baja de nuevo hasta Sella. En la ruta principal entre Alcoy y Muro, pasando por Cocentaina, hay que circular por el único tramo de autovía y el denso tráfico es usual, pero solo durante una breve distancia para volver a la montaña por la paisajística CV-700. Quedarán nada menos que otros cuarenta kilómetros de curvas hasta llegar a Pego. Los huertos de naranjos, limoneros y bosques se alternan antes de empezar con la subida al Coll de Rates, uno de los más bellos de la provincia. Una parada en la cima es imprescindible (en el desvío a un Bar-Restaurante) para disfrutar de una amplia panorámica.
Tras el sinuoso descenso encontramos Altea la Vella y el cercano Peñón de Ifach, una maravilla natural indispensable en toda ruta turística por el norte alicantino. Desde su puerto de pescadores se puede contemplar en toda su grandiosidad esta gran masa rocosa catalogada como Parque Natural. Hay un sendero que asciende hasta su cima, desde donde se pueden disfrutar unas espectaculares vistas de los inmaculados paisajes del Mediterráneo: el azul llano del mar a un lado y los tempestuosos verdes y marrones de las montañas por donde viaja esta ruta, al otro.
Vista panorámica de Alcoi (Alicante).
Gastronomía alicantina
En todo viaje por la provincia de Alicante hay que distinguir dos zonas culinarias bien diferenciadas. Al norte, los arroces con especialidades bien singulares como el arroz al horno, el arroz con nabos y el tradicional arroz con costra.
En la montaña alicantina, las «bajoques farcides» son típicas: unos pimientos rellenos con una mezcla a base de arroz, carne de cerdo, tomate y la olleta de music, junto con un hueso de jamón, butifarra y judías. En cambio, en el litoral, se impone la caldereta de pescado. El postre dulce por excelencia es el turrón donde almendra y miel se combinan en múltiples variedades para crear un postre inexcusable en las navidades hispanas; una golosina de fama internacional.
Itinerario de la ruta desde Alicante hasta el Peñón de Ifach
