07 Ago La Ruta Transpirenaica | Parte 1
GUSTAVO CUERVO
Entre el Cabo de Creus en Gerona (Girona) y Fuenterrabía (Hondarribia) en Guipúzcoa, la cordillera de los Pirineos es merecidamente uno de los paraísos para los mototuristas europeos. La variedad de sus paisajes, el encanto de sus pueblos serranos y la facilidad de trazar múltiples rutas que enlazan los tres países que se reparten sus montañas (España, Francia y Andorra) resultan un atractivo fantástico.
Carreteras solitarias, en general con magnifico asfalto y pasos de montaña memorables y hasta míticos en el Tour de Francia y la Vuelta Ciclista a España, se unen jornada tras jornada. La Transpirenaica es una de las rutas que debes hacer al menos una vez en tu vida.
Para empezar, hay que notar que es completamente indiferente que hagas tu ruta de este a oeste o a la inversa. Es más, la Transpirenaica no es solo una ruta única que sigue siempre las mismas carreteras, si no muchas entre las que puedes elegir. Dependiendo de tus gustos o la climatología y estación del año puedes ir zigzagueando entre los tres países por donde pasa para hacerla a tu medida.
En esta ocasión vamos a resumirla en dos capítulos partiendo de Creus con punto intermedio en Sabiñanigo (Huesca), aproximadamente en mitad de la ruta completa.
Iniciamos el viaje en el punto más oriental peninsular, el Cabo de Creus, que se encuentra a 8 km de la bella población de Cadaqués, referencia fundamental del artista Salvador Dalí. Para salir de Cadaqués (atención a restricciones de aparcamiento y accesos en los meses veraniegos) hay que ascender por una carretera estrecha y muy revirada que alcanza el cruce con la GI- 613. Cualquiera de las direcciones que tomes es muy interesante y, para completar lo mejor de ambas, lo ideal es seguir hacia El Port de la Selva, lo que permite a continuación subir por la sierra de Rodes y su grandioso monasterio desde el que se tienen vistas excepcionales. Se trata de una carretera con tramos de fuerte pendiente y ocho horquillas. GIP 6041. En el descenso Vilajuiga, sigue un tramo plano por la N- 260 con bastante tráfico, especialmente en verano y numerosos cruces rodeando Figueres (Museo Dalí).
Besalú es un pueblo medieval de recomendable visita y, más adelante, Castellfullit de la Roca erige su caserío sobre columnas de basalto, indicativo claro de que estamos en zona de volcanes. Estamos en plena comarca de la Garrrotxa, una región volcánica donde mediante senderos se pueden llegar a ver los cráteres de algunos volcanes que, aun tapizados de bosques, son perfectamente reconocibles. Desde Olot hacia el oeste y Ripoll parten dos carreteras, ambas muy de moto. La del sur es la lógica para los que quieran llegar cuanto antes, pero la del norte, incluso mucho mejor. El puerto de Capsacosta es de esos retorcidos de curvas lentas, estrechas, buen asfalto y sin tráfico. Es como una larga pista de karts pero en subida y bajada. Muy bonito.
Pasamos Ripoll con su monasterio de Santa María y considerado la cuna de Cataluña y enfilamos el norte hacia Ribes de Freser y otro gran puerto de montaña. El Collado de Tosses. Puerto estrecho en el que nunca hay que bajar la guardia lo más mínimo. En las curvas ciegas puedes encontrarte con un camión o con una caravana de frente que ocupan casi todo el espacio. Puerto selectivo por la variedad de sus curvas y muy largo, no en vano se utiliza casi siempre en el rallye Costa Brava. Atención, si se hace al revés el descenso es aún más selectivo, pues apurando las frenadas se castigan mucho los frenos. Así que lo más normal es que se calienten y pierdan eficacia mucho antes de alcanzar Ribes.
Descendiendo el Collado de Tosses se encuentra Puigcerdà y, entrando en Francia, la pequeña pero muy histórica población española de Llívia. Curiosa la singularidad territorial de este enclave español en territorio francés, donde puedes visitar la farmacia más antigua de Europa. Siguiendo por territorio francés y la N-20 hay un nuevo puerto, Puymorens. Al principio es suave, pero en la parte alta se retuerce y aun más en el descenso hacia el cruce con la carretera que lleva hacia Andorra. Han sido solo un puñado de kilómetros por Francia antes de entrar en Andorra, el país de los Pirineos. Pasamos por el Pas de la Casa y ascendemos el puerto de Envalira. Ancho y con excelente visibilidad, el túnel es la alternativa, pero solo en caso de mal tiempo pues el puerto es ideal para moto ofreciendo un espectáculo natural prodigioso.
Andorra, con su singular historia, es país independiente desde época medieval. Entre sus muchas singularidades está la de que tiene dos co-príncipes: El presidente de la República Francesa y el obispo de la Seu d’Urgell. Se puede atravesar casi toda Andorra por una vía alternativa sin semáforos ni tener que atravesar el centro urbano de la capital, Andorra la Vella. En Andorra la policía es muy estricta con la utilización de casco y los aparcamientos de las motos. El principado andorrano, a pesar de su pequeño tamaño, tiene un buen número de carreteras que llevan hasta las estaciones de esquí y que en verano son una delicia para disfrutar en moto.
Saliendo de Andorra y entrando en España por Seu de Urgell nos esperan ocho puertos de montaña y más de mil curvas: Coll del Cantó, La Bonaigüa, El Portillón (Francia) Col de Peyresourde, Col de Aspin, Coll del Tourmalet, Coll del Aubisque, y Portalet de entrada a España.
El primer puerto que hay que superar en un viaje de este a oeste es el Coll del Canto. Es uno de los más largos y apreciados por los motociclistas de toda Cataluña. Empieza en Adrall y sube al principio con cierto desnivel y luego mucho más tendido, ofreciendo una variedad de curvas exquisita y una buena visibilidad en casi todo su recorrido. Tiene dos pasos en altura, pues a mitad del recorrido cambia de ladera con un ligero descenso entre medias. El descenso del Cantó hacia Sort es más pronunciado que la subida.
De Sort (suerte en catalán y el pueblo que vende más lotería de Navidad de toda España en su renombrada administración la Bruixa d’Or) a Rialp y de aquí a Llavorsí, por asfalto impecable. Atención en los meses de julio y agosto cuando los aficionados al rafting y, por tanto, las furgonetas de las empresas de rafting cargadas con sus lanchas neumáticas son las reinas del tramo. Desde Llavorsí, y siguiendo el curso alto del río Noguera Pallaresa, se llega a Esterri d´Aneu, pero desde que la nueva carretera evita el paso por el pueblo, el primer tramo de la Bonaigüa, ha cambiado mucho.
Cuando se pasaba por el pueblo, naturalmente aun se puede hacer, la antigua carretera empezaba a retorcerse nada más dejar atrás las últimas casas. Ahora la variante por el oeste es una larga y recta subida en la que apenas se insinúan unas ligeras curvas para adaptarse a la ladera. De la mitad en adelante el puerto sigue su trazado tradicional. Varios tramos de herraduras se empalman seguidas, alternándose con tramos de enlazadas más suaves. En primavera y otoño, hay que prestar atención a los regueros del deshielo que atraviesan el asfalto. Es muy probable encontrar vacas y caballos en la carretera. En la cima hay un bar donde el café caliente en invierno, bueno y casi todo el año pues aquí casi siempre hace fresco es muy reconfortante.
El descenso hacia el Valle de Arán invita a pensar lo que debía ser esto a principios del siglo XX, cuando el rey Alfonso XIII inauguró este puerto en 1924, que por primera vez conectaba el Valle de Arán con España. Hasta entonces, el valle estuvo prácticamente aislado con la única conexión con Francia siguiendo el curso del río Garona. Habría que esperar hasta el año 1948 en el que se inauguró el túnel de Viella, pero el transito no estuvo abierto normalmente hasta 1965, para que realmente el único gran valle transversal al eje de los Pirineos tuviera conexión permanente con la Península ibérica.
El valle de Arán se sigue a todo lo largo y si quieres una de las vistas más completas de casi la totalidad de este singular valle el mejor mirador a pie de carretera se encuentra en una curva de herradura en el ascenso a las pistas de esquí de Beret desde Baqueira. En verano, la pista de Montgarri, que se inicia al final del aparcamiento de Baqueira-Beret (solo motos trail), rodea las montañas y regresa por Alos d´Isil hasta Esterrri de Aneu.
Seguimos hacia occidente surcando todo el valle y sus preciosos pueblos hasta Viella capital. Para seguir por España, la única salida es el túnel, pero es mucho mejor empezar con los puertos franceses comenzando con el Portillón. Seguir N 230 hasta Bossots y luego N-141. Poco conocido este paso, tiene una fuerte subida y un descenso hacia Francia aun más revirado y espectacular siempre bajo un tupido bosque. Justo en la cima, un monolito antiguo y los modernos carteles de carretera indican el cambio de país.
El descenso de este puerto por Francia es precioso, uno de esos puertos estrechos empinados con cerradas horquillas y pequeñas cascadas adornando cada barranco. Una delicia que desemboca repentinamente en Bagneres de Luchón. Elegante y coqueta, rodeada de cumbres de la mayor concentración de cimas de más de 3000 metros de todo Pirineos, esta ciudad debe su fama internacional a su estación de aguas termales y a la estación de esquí de Super Bagneres. Pero, además, el valle de Lys al que se accede con un telecabina, y el sendero que comunica con Benasque, catalogado como vía Transnacional Europea, son atractivos excepcionales para los amantes de la montaña.
Atravesamos la población y seguimos rumbo Este por la D-618 para empezar pronto con el siguiente puerto, Peyresourde. Tendido al principio, y algo más pendiente cerca de la cumbre el Peyresourde, está dentro del grupo de grandes puertos que componen cada año el gran reto de los Pirineos en el Tour de Francia. Una sucesión de tramos sinuosos de curvas enlazadas rápidas con buena visibilidad.
El descenso del Peyresourde nos deja en Arreau, donde de inmediato empieza en dirección Este siguiendo la D-918 el puerto o Col de Aspin. Otros seis tramos de curvas enlazadas suaves con otras seis horquillas nos dejan en la cima suave y dominada por las praderas del Coll del Aspín. Normalmente, durante el verano aquí se produce una gran concentración de ganado equino y vacuno, que muy acostumbrado a los turistas permite fotografías con grandes vacas junto a las motos. Los expertos conocedores de este territorio saben que el clima soleado y sin nubes suele ser una ventana climatológica especialmente en primavera, cuando el clima cambia con mucha rapidez y suele nevar hasta incluso comienzos del verano.
En Saint Marie de Campam iniciamos el ascenso a uno de los puertos más míticos, si no el que más, de todos los Pirineos franceses, el Coll du Tourmalet. Hay que hacer un giro de casi 180 grados en el interior de la población para enfilar la subida. Prestar atención a los carteles pues este puerto se encuentra cerrado la mayor parte del año. Solo abierto con cierta seguridad desde mediados de junio hasta final de septiembre. El plazo se amplía mucho más si solo subes hasta la estación de esquí (sin salida), ya que la otra vertiente es la que no se limpia de nieve.
En el descenso, la población de Luz San Sauver es el punto de partida para acceder al circo de Gavarnie (sin salida), un auténtico espectáculo de la naturaleza pirenaica justo al otro lado del Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido. Si no quieres salir de España en Viella, hay que continuar por el túnel y a la salida en la población de les Bordes continuar por la N-260 hasta Ainsa. Por aquí se pasa por el Coll de Fadas, Castejón de Sos y Campo.
Continuando por Francia, el Coll del Aubisque es para muchos el más bello por su paisaje con la carretera excavada en la pura roca sobre el precipicio. Acaba este precioso tramo en Laruns, justo en el cruce con la carretera que nos devolverá a España por el Portalet. Un valle estrecho encajado en un desfiladero que se abre en la parte superior ofreciendo un paisaje de alta montaña en el paso fronterizo. Pistas de esquí de Formigal y en el descenso Sallent de Gallego, con el hotel Bocalé de propietarios muy moteros que te acogerán con entusiasmo.
Para finalizar la primera parte de la transpirenaica, la carretera A 136 te lleva hasta Sabiñanigo y aun podrás disfrutar de excelentes paisajes y una bella carretera que los surca.
A estas alturas ya habrás disfrutado de las delicias de esta ruta y por qué es tan atractiva para realizarla en moto y hacer turismo con mayúsculas, pero también te habrás quedado con las ganas de entrar en otros muchos valles y carreteras locales. Transpirenaicas hay muchas tantas como tu te quieras trazar.
Próximo capítulo, Pirineos Atlánticos.