16 Ago La Ruta Transpirenaica | Parte 2
GUSTAVO CUERVO
Pirineos Atlánticos
Los Pirineos Atlánticos o Pirineos occidentales ofrecen un panorama diferente a los de oriente. Las montañas son menos elevadas, los valles más frondosos y los pueblos de color blanco motean verdes praderías. La cantidad y calidad de sus carreteras también permiten trazarse múltiples recorridos para terminar la Transpirenaica en Fuenterravía (Hondarribia) Guipúzcoa.
Sabiñánigo y Jaca están unidos por la autovía A23, una vía rápida y plana, así que lo mejor es unirlas por el camino más largo e interesante que pasa por remontar el Portalet entrar en Francia y descender hasta Laruns y poco más adelante en Bielle tomar la carretera D 294 para hacer el Puerto de Mary Blanc. El regreso a España siguiendo una vía rápida la N-134 que por medio del túnel de Bielsa lleva hasta Canfranc o mucho más ameno por el Puerto de Somport. La N -330 nos lleva hasta Jaca pero no hay que perderse la visita de la Estación Internacional de Canfranc con su nuevo hotel de lujo en lo que es una de las estaciones ferroviarias más bellas de España.
Ruta circular
Otro bucle recomendable en esta zona es el que enlaza Biescas con Torla por el Puerto del Cotefablo. Pasa por Broto y Sarvise y, tomando a continuación la HU 631, viaja hasta Aínsa, uno de los pueblos medievales más interesantes de Huesca. Esta ruta circular es una de las más espectaculares de todos los Pirineos. Montañas y gargantas, ríos y bosques en un recital que te atrapa con su naturaleza desbordante siguiendo carreteras estrechas y reviradas hasta la saciedad. Es recomendable tomarse tiempo para hacerla pues, aunque solo son 92 km los que separan Sabiñánigo de Aínsa, por este tramo necesitaras mínimo dos horas, y mucho más si de verdad viajas al ritmo turístico que imponen estos paisajes. Importante tomar información puntal del estado de la carretera HU 631, pues los derrumbes son frecuentes y a veces queda cortada durante mucho tiempo. Cualquiera de estos dos bucles requiere un día completo con base en Aínsa, Sabiñánigo o Jaca. Una jornada o dos si haces los dos bucles que te dejarán recuerdos inolvidables y entenderás por qué la promoción turística de esta provincia se denomina Huesca la Magia en Ruta.
En el Puerto de Somport se inicia el denominado Camino Francés de Santiago. Otra de las maravillosas rutas turístico-culturales que recorre todo el norte de España. El Puente la Reina de Jaca, construido precisamente en la época medieval para facilitar el tránsito de peregrinos, es la primera referencia siguiendo hacia el oeste por la N 240. Más allá, al ver el caserío del pueblo de Bardún, aupado sobre la colina dominando los campos cerealistas, dejamos la N-240 y tomamos dirección norte de nuevo hacia las montañas en busca de nuevos puertos. Seguimos el río Veral, que corre por el valle de Ansó, el último de los valles oscenses justo antes de entrar en la Comunidad Foral de Navarra. Curvas cerradas, sube y baja continuo y el paisaje de la estrecha hoz de Viniés seducen al viajero. Las Hoces son el nombre con el que se denominan a los estrechos desfiladeros labrados en la roca en Aragón y la de Viniés es una de las más espectaculares de los Pirineos, que se puede atravesar en moto. Estos desfiladeros típicos del pre-pirineo oscense son realmente estrechos y bellos. La A-1602 acaba por enlazar con la carretera.
Ansó es un un pueblo tranquilo, que como todos estos pueblos de pirineo oscense permanecían aislados durante prácticamente todo el invierno hasta casi los años 70 del pasado siglo. Era tal su aislamiento que todos generaron unas características etnográficas diferentes, incluso vocablos particulares. La estructura de sus casas y especialmente de sus chimeneas es bastante notable, pero también el sabor de sus quesos y especialidades culinarias. Echo, Ansó y los próximos valles navarros de Roncal y Salazar todos merecen una detenida visita.
Navarra
Cambiamos de Comunidad y ya van tres (Cataluña, Aragón y Navarra) y otros tantos países España, Francia y Andorra. Esta vez es el río Gardalar, afluente del Esca, el que nos lleva por una ruta sube y baja con muy poco tráfico y curvas muy variadas en su principio bajo un grandioso bosque de pinos hasta el valle de Roncal. Por este enfilamos el norte por Na-137, buscando el Coll de la Piedra de San Martín y de nuevo la frontera con Francia. Es este un puerto que presenta tres tramos bien diferenciados. Al principio, desde la parroquia de Arrakpo una subida suave de semi-rectas que acaban en cinco horquillas respectivamente para remontar la primera ladera.
Desde arriba, una bonita vista panorámica del valle en su tramo superior, que aquí es singularmente amplio. Se pasa por el Portillo de Eraice y se entra en una zona de rocas. La carretera resulta muy revirada, casi diría dramática en tan pedregoso paisaje. Los espeleólogos tienen por esta zona muchas de las mejores y más inexploradas cuevas del Pirineo en lo que está considerado el laberinto kárstico más grande de la cordillera. Los ganaderos celebran aquí cada primavera el rito de las tres vacas, una centenaria tradición por la que los vaqueros franceses entregan tres terneros a los españoles por la utilización de sus pastos. Un rito hoy folklórico, pero que en su momento sirvió para firmar la paz entre los ganaderos de la zona. La carretera presenta prácticamente en la frontera de los dos países un giro completo de 360 grados. Sí, uno de esos pocos sitios donde a base de una vuelta como si de un garaje se tratara la carretera gana altura entre las rocas.
El Prepirineo francés
Entramos otra vez en Francia. Las posibilidades son múltiples como siempre en todo el Pirineo. La más estrecha y complicada es la D-113, que arranca en el mismo Puerto de Soudet, y se dirige directa hacia poniente. Más tranquila es la D-132, penetrando más en Francia. El Prepirineo francés es más verde que el español, con más pueblos y por tanto más tráfico, rotondas y cruces. Te descubre un paisaje dulce, el relajado mundo rural con su ganado, sus parcelas valladas, la torre de sus iglesias asomadas tras cada loma marcando el centro del pueblo, y las carreteras de suaves curvas enlazadas atravesando una tras otra sus comarcas.
Superamos un nuevo puerto, el Col de Burdín, apenas una tachuela acostumbrados a los puertos pirenaicos y alcanzamos San Jean de Pied de Port. Esta es una de esas coquetas poblaciones francesas de estructura y fisonomía medieval, aunque decorada hoy con todo lujo de detalles, macetas de floridas plantas, colores cuidados en puertas y ventanas y tranquilos cafés, restaurantes y rótulos alegóricos al Camino de Santiago. Era esta la última gran población francesa antes de que los peregrinos europeos iniciaran el ascenso del Puerto de Ibañeta. Es pueblo para recorrer a pie, dejándose seducir por sus retorcidas callejuelas por sus terrazas asomadas a los canales que enfilan los cuatro arroyos que por aquí confluyen.
Entramos de nuevo a España pasando por Arneguy, apenas un puñado de casas donde grandes carteles publicitarios anuncian ajos y productos típicos gastronómicos españoles. Valcarlós marca el comienzo de la ascensión al puerto. La ascensión al Puerto de Ibañeta desde Francia es algo que debe figurar en toda transpirenaica, ya que el descenso hacia Roncesvalles apenas son un par de curvas más una horquilla las que te dejan junto al santuario y su conocido hotel de peregrinos. Navarra es lugar donde resulta difícil elegir con qué deleitarse a la hora de sentarse a la mesa. La gastronomía es sencillamente exquisita y el amor por los fogones, una constante en cualquier restaurante, así que este no es mal lugar para almorzar o cenar si te alojas. Arrancando en dirección a Pamplona, se cruzan un par de bellos pueblos de caseríos tradicionales, a continuación, el Puerto de Aurizberri y después el de Erro.
Antes de llegar a Pamplona vamos hacia el norte, de nuevo hacia las montañas. N-138 Collado de Urkiaga y de nuevo entrada en Francia. Seguimos en toda su longitud el Valle des Aldudes. Una preciosidad, hasta Sant Etiene de Baigorry. La D-918 es la vía rápida que lleva hasta Sant Jean de Luz ya en la costa cantábrica, por donde puedes entrar en España por Irún, pero si lo deseas aún hay más preciosos valles y puertos de montaña para jugar a coser la frontera hispano-francesa y hacer más completa tu transpirenaica.
Recta final
Dejando la vía rápida francesa D 918 en Espelette y tomando hacia el sur por D 20 se pasa por Ainhoa, calificado como uno de los pueblos más bonitos de Francia y se entra en España por Zugarramurdi con sus cuevas, donde las leyendas cuentan fantásticas historias de brujas, demonios y aquelarres. Urdax, Elizondo y el Valle de Baztán con sus hermosos caseríos, e idílicos paisajes, el Señorío de Bertiz de muy recomendable visita, Santesteban, y a continuación siguiendo el río Bidasoa que marca la frontera con Francia hasta su desembocadura, concluimos la Transpirenaica.
El faro de Higuer en la punta más norteña de Hondarribia. Puede ser considerado como punto final, al igual que el principio lo fue el de Creus, pero aunque las vistas son fantásticas, como no te quedaras allí a vivir, lo ideal es viajar hasta San Sebastián por el monte Jaizkibel. Una preciosa ruta de montaña que ofrece amplias panorámicas del Atlántico.
En estos dos capítulos hemos resumido algunos de los muchos alicientes que tiene la Ruta Transpirenaica. Elige la tuya en particular, solo por España, solo por Francia o lo mejor zigzagueando con la frontera para recorrer todos los pasos de montaña que quieras. Te aseguro que, por mucho que te empeñes, de una sola vez no podrás hacerlos todos, con lo que siempre deberás volver a seguir descubriendo los múltiples atractivos de una de las más completas y bellas rutas del mundo para hacer en moto. Si te preguntas cuantos kilómetros suman en total una Transpirenaica, más o menos completa no debe tener menos de 2500 km, con al menos 30 puertos de montaña, pero lo mejor es contarla en días de viaje. Cuantos más, mejor.