28 Oct Ruta en moto por Lisboa y alrededores
GUSTAVO CUERVO
Recorrer en moto Lisboa y sus alrededores sorprende por la cantidad de lugares de interés turístico de la más alta calidad histórico monumental y por las sierras próximas a la capital donde trazar una ruta inolvidable.
Aunque las autopistas y autovías de Portugal son en su mayoría gratuitas desde enero del 2025 aún hay algunos tramos de peaje. Lo mejor para evitar multas es registrar tu moto a la entrada en alguno de los postes electrónicos de registro. Un proceso rápido que vincula tu tarjeta de crédito a la matrícula.

Empezamos en esta ocasión la ruta en Setúbal por ser donde se llega desde el centro de España por la autopista A 6. Setúbal hermanada con la población castellana de Tordesillas, ciudad que en la que en el siglo XV (1494) se firmó la división del mundo entre las dos potencias marítimas de la época estableciendo qué sería territorio portugués, todo el espacio a levante de una línea imaginaria situada a 370 leguas al oeste de las islas de Cabo Verde, y todo lo que quedara al oeste pertenecería a España. Esto permitía a los portugueses concentrarse en las rutas de África y a los españoles, aún sin conocerlo del todo, la exploración y colonización de América.
Hoy esta dinámica ciudad ofrece un gran repertorio de monumentos y puntos de interés, entre los que solo citamos el Acueducto dos Arcos y el castillo de San Felipe.
La sierra de Arrábida es el mejor camino para buscar el puente 25 de abril una de las dos entradas por puentes que tiene la capital portuguesa. Es un puente de similar construcción al de San Francisco, e igual color pues este color es el que más se ve en días de niebla. Es toda una experiencia cruzarlo en moto. Ambos fueron construidos por la misma empresa, American Bridge Company y aunque el de Lisboa es más corto tiene una cubierta inferior para el tráfico ferroviario de la que no dispone el Golden Gate de California. Los carriles de rejilla de hierro y el viento que a veces sopla con fuerza invitan a prestar atención suplementaria y no distraerse en exceso con las prodigiosas vistas de la desembocadura del río Tajo. A la derecha queda la icónica estatua de Cristo Rey que desde sus 82 metros de altura preside el estuario del Tajo.

Puente 25 de abril, Portugal
Una vez en Lisboa serán necesarios no menos de dos días para conocer sus más representativos lugares. Empezamos por la Plaza do Comercio, monumental y abierta al puerto fluvial está presidida por la estatua ecuestre de Jose I. Esta amplia plaza abierta al río Tajo fue construida por el Marqués de Pombal que reconstruyó gran parte de la ciudad asolada por el terremoto de 1755, que dejó la capital lisboeta muy dañada por el seísmo y los incendios que provocó.
Encaminamos después la rueda delantera hacia el barrio de Alfama, el tradicional barrio de los pescadores de estrechas y empinadas callejuelas por donde se llega al mirador del castillo uno de los mejores lugares para contemplar la capital lisboeta a tus pies.
Bajando de nuevo al centro A Rua Áurea y a Rua da Prata son las vías comerciales más tradicionales de Lisboa y sus múltiples restaurantes invitan a conocer la variada cocina portuguesa. La especialidad y el plato más emblemático de Lisboa es el bacalao, casi una religión para los lisboetas y uno de los restaurantes más afamados es el Clube do Bacalhau.
De regreso a la moto perfilamos la desembocadura del Tajo por su margen derecho, pasando bajo el puente 25 de abril para observar mediante una de sus pilastras principales las dimensiones del coloso. Esta zona antigua portuaria se ha convertido en uno de los lugares más animados de la capital. Además de restaurantes y discotecas el paseo marítimo invita a disfrutar de la noche.

Puente 25 de abril, Portugal
Siguiendo el litoral se alcanza el monumento a los Navegantes, parada obligatoria, el monasterio de los Jerónimos y la Torre de Belén. Necesitarás tiempo para conocer estos emblemáticos rincones de Lisboa.

Monumento Navegantes, Lisboa
Continuando la ruta bordeando la desembocadura del río Tajo se enfila el oeste, hacia Cascais, población de referencia vacacional veraniega con una bonita playa, campos de golf e importantes jardines y palacios donde los azulejos marcan la identidad portuguesa.
En las afueras de Cascais, en la costa la Boca do Inferno ofrece el espectáculo de la naturaleza atlántica golpeando con furia la costa. Dependiendo de la marea y lo agitado que se encuentre el mar podrá ser un poco decepcionante o hasta muy peligroso acercarse por la furia del agua subiendo vertical.
Siguiendo la N 247 se pasa por el Faro de Cabo Raso y la plata de Arriba. Aquí puedes encontrar un tramo donde la arena invade la carretera tras los fuertes vientos que en ocasiones soplan en esta zona. A continuación, la ruta se introduce al interior hasta Malveira da Serra donde se vuelve a tomar hacia el oeste en busca del Cabo da Roca. El desvío está señalizado, pero hay que prestar atención para no pasárselo pues parece una calle más que una carretera. Al poco aparece en el horizonte el faro. Este es el punto más occidental del continente europeo, al margen de las islas claro. Allí se expenden los correspondientes certificados como que llegaste a una de las esquinas del mapa. Hay que estacionar la moto y asomarse a los acantilados para imaginar cómo los marinos portugueses navegaron este Océano hace ya cinco siglos. El acuerdo con los reyes de España les dejó vía libre para seguir explorando y comerciando por la ruta africana de las Indias, que rodeaba todo el continente negro, mientras los españoles tenían libre para llegar a las Indias por occidente y sus preciadas especies atravesando el Atlántico solo que se encontraron con América en la mitad de la ruta.
De regreso a la nacional N 247 se continúa hacia el norte. Carretera estrecha con ocasional tráfico denso y curvas bajo un frondoso manto vegetal hasta alcanzar Sintra.
El entorno boscoso y el agradable clima fueron determinantes para que reyes, nobles y burgueses eligieran este lugar para construir sus palacios. Las callejuelas empinadas llenas de agradables restaurantes y establecimientos de venta de recuerdos llaman a pasear sin prisa. Los principales monumentos para visitar son el Palacio Nacional de estilo manuelino, típicamente portugués, con sus grandes chimeneas y elaborados azulejos. Mucho menos conocido y muy impactante es la Quinta da Regaleira, construido por un portugués emigrante a Brasil que a su vuelta levantó un edificio muy singular, pero sobre todo unos jardines saturados de misticismo y misterio.

Quinta da Regaleira, Portugal
Sobre todo el conjunto urbano de Sintra se eleva el el castelo dos Mouros y en la cima el Palacio da Pena. Construido en el siglo XIX ofrece un fantasioso diseño y excelentes vistas. Subir hasta estos monumentos por una carretera estrecha y empinada es uno de los tramos más atractivos de la zona.
Con más tiempo y si quieres seguir descubriendo bellos paisajes y una ciudad medieval que se cuenta entre las mejores de Europa acércate hasta Óbidos (90 km por la costa) y si aún quieres más y con más tiempo Nazaré (otros 35 km más al norte) donde se genera la ola más grande de Europa paraíso soñado de los surfistas más expertos y atrevidos.
Para regresar a España nada mejor que el puente de Vasco da Gama que tiene 17,3 kilómetros y fue inaugurado en el año 1998 para conmemorar el quinto centenario de la llegada del explorador portugués a las Indias en 1498.
Sea para solo una escapada a Lisboa o con más días para conocer los alrededores este viaje superará todas tus expectativas por la calidad de sus paisajes, carreteras de curvas y múltiples alicientes turísticos que atesora la capital de Portugal y su entorno.