24 Oct Ruta por Palencia
GUSTAVO CUERVO
Asociamos normalmente Palencia con la Castilla más pura, la de las llanuras cerealistas, y en verdad ocupan gran parte de la provincia, pero al norte la montaña palentina sorprende con bellos paisajes serranos y carreteras muy poco conocidas. Son varias las rutas temáticas que se pueden realizar en la provincia de Palencia: Ruta de los Castillos, Ruta de las Villa Romanas, Ruta del Camino de Santiago, Ruta del Canal de Castilla, Ruta del camino Lebaniego y Ruta del Renacimiento. En nuestra recomendación tocamos muchos de los mayores puntos de interés de cada una de ellas.
Las llanuras son la imagen que viene a la mente cuando se habla de Palencia. Amplios páramos por los que corre el denominado Camino de Santiago Francés enlazando algunas de sus poblaciones históricas con castillos y monasterios medievales. Los aficionados al arte también asocian Palencia con la mayor concentración de arte románico de España. Menos conocido es que Palencia también tiene importantes montañas por las que trazarse un precioso recorrido de curvas siguiendo carreteras de muy escaso tráfico.
Empezamos la ruta en la capital, Palencia, muchas veces llamada la Bella Desconocida. Este sobrenombre se aplica por extensión de su espléndida catedral, pero también puede ser ampliado a toda la provincia, ya que esta provincia castellana pasa por ser una de las menos visitadas del turismo, tanto nacional como internacional.
Las carreteras de curvas solo están presentes, y en abundancia, en la franja norte de la provincia, mientras que las largas rectas que surcan el resto de sus comarcas ofrecen muchos y muy interesantes argumentos culturales.
Trazamos en esta ocasión una ruta circular que enlaza lo mejor de las comarcas de Cerrato, Tierra de Campos Páramos, Valles y la Montaña Palentina.
Antes de empezar a rodar en moto, las referencias de cualquier visita turística de la capital palentina son: la calle Mayor, auténtico eje sobre el que gravita toda la ciudad, y la catedral. Este magnífico edificio religioso fue construido sobre la original cripta de San Antolín y su cabecera visigótica, (S.VII). Posteriormente se levantó la iglesia con estilo románico del siglo S.XI y sobre ésta se construyó la gran obra de los siglos XIV y XV. La capilla mayor conserva un retablo renacentista de primera magnitud. Palencia ofrece además un buen número de museos que atesoran importantes objetos de su larga historia en una tierra que fue poblada por el pueblo vacceo, antes de la llegada de los romanos. Los museos arqueológicos provincial, diocesano, catedralicio, Jerónimo Arroyo (arquitectura) y del calzado Vibot son los más destacados.
En las proximidades de la ciudad hay dos miradores. El primero, muy cerca de la capital, es el Cristo del Otero, que con 30 metros es la segunda escultura de sus características más alta del mundo, después de la de Río de Janeiro, y el segundo en el oeste, el Mirador de Tierra de Campos en el termino municipal de Autilla del Pino. Desde ambas veras se pueden completar las grandes llanuras, generalmente cubiertas de cultivos cerealistas y que, por tanto, ofrecen un muy diferente colorido con cada estación del año.
Saliendo en ruta hacia el norte (N-611) hay que prestar mucha atención a la velocidad. Las rectas invitan a viajar a buen ritmo, pero los radares y varios largos tramos de velocidad controlada recomiendan mantener en todo momento la velocidad correspondiente a esta vía, que actualmente es de 90 km/h. Las motos que disponen de control de crucero tienen una gran ventaja en este caso, pues no hay nada mejor que seleccionar la velocidad máxima recomendada y programarla en la moto. De esta forma no tendrás que estar permanentemente preocupado mirando el velocímetro. Eso sí, hay que seguir atento a la señalización vertical que limita a menor velocidad en los cruces y travesías de poblaciones.
La primera escala del viaje es Frómista, parada destacada del Camino de Santiago con la muy notable Iglesia románica de San Martín de Tours. Además de sus bellas iglesias y arte religioso hay que fijarse en las esclusas del canal de Castilla, que sirvieron de inspiración a Ferdinand de Lesspes para la construcción del canal de Panamá. El canal de Castilla que atraviesa la provincia en su totalidad desde Alar del Rey, en el norte, hasta que entra en la provincia de Valladolid, fue una de las obras de ingeniería más importantes de España. Construido entre mediados del siglo XVIII y el primer tercio del siglo XIX tuvo como principal objetivo transportar el trigo y la lana desde el centro de Castilla hacia el norte y, en su caso, la posterior exportación por el puerto de Santander. El desarrollo del ferrocarril le dejó sin su principal función como vía de transporte, pero sigue cumpliendo funciones para regadío y abastecimiento de agua para el consumo humano en Palencia, Valladolid y Burgos. Además, hoy sirve para disfrutar de forma turística de las las regiones que atraviesa. En principio se planificó con cuatro ramales, pero debido a las dificultades técnicas y el elevado coste, solo se llegaron a construir tres.
A lo largo de nuestra ruta, el Canal de Castilla se puede utilizar para descansar en sus orillas, para lo que recomendamos hacerlo en alguna de sus exclusas o, aún mucho más relajados, en cualquier rincón entre los chopos que adornan el canal para ver cómo transcurre plácidamente el agua. Tiene una longitud total de 207 km, una anchura de 10 a 12 metros, profundidad de entre 1,5 y 3 m. y un desnivel de 150 metros entre la cabecera y sus dos dársenas, la de Valladolid y la de Medina de Río Seco. Estos puertos fluviales de interior también son una muy recomendable visita en las rutas por Valladolid. La información oficial más completa de todo lo que se puede ver y hacer en el Canal de Castilla la puedes encontrar AQUÍ.
Siguiendo la ruta en moto hacia el norte se llega a Osorno la Mayor y Herrera de Pisuerga donde se encuentra el centro de Interpretación del Canal y poco más al norte , donde nace esta singular vía fluvial. En esta zona nororiental de la provincia de Palencia se concentran la mayor cantidad de arte románico no solo de España, si no también de Europa. Mientras en el sur y centro, los grandes monasterios y catedrales llaman la atención del viajero. Aquí son las pequeñas ermitas, los capiteles, las pilas bautismales las espadañas y los fustes decorados diseminados por doquier los que atraen la atención de los más curiosos y estudiosos de este primitivo estilo arquitectónico. En Osorno los aficionados a la historia y el arte tienen referencias fundamentales que abarcan más de dos milenios. Restos arqueológicos como del yamcimiento de Dessobriga datados en la edad del hierro o el Dolmen de Velilla se citan entre los más antiguos. En la Edad media se levantaron la Iglesia Parroquial de la Asunción, que es de origen románico, la Ermita de la Piedad, del siglo XVI y estilo mudéjar; la Ermita de San Carlos, que se halla en ruinas junto al Canal de Castilla; la Ermita de San Pantaleón, situada en la antigua carretera N-120, o la Ermita de Ronte, que acoge a la patrona de Osorno y se encuentra junto al río Boedo.
Un poco más al norte, siguiendo la N-611, encontramos Aguilar de Campoo donde siempre huele a galletas. Enclavada en las primeras estribaciones de la Cordillera Cantábrica, conserva un cierto aire medieval con las puertas de sus murallas y las casas adornadas con escudos. Tiene una bonita Plaza Mayor, interesantes edificios religiosos y bellos palacios, pero lo que define a Aguilar son sus fábricas de Galletas que han sabido adaptarse durante todo el siglo XX y XXI a las tendencias imperantes, manteniendo sus productos durante decenios en las mesas del desayuno de toda España.
Saliendo de Aguilar por la CL-626 en busca de Cervera de Pisuerga, la carretera ya es algo más sinuosa entre dulces colinas. Atrás quedaron las largas rectas y aquí una sucesión de curvas hace que la ruta sea más atractiva para disfrutar en motocicleta. En este tramo hay una referencia fundamental para los amantes del enduro. El Hixpania Hard Enduro muy cerca del embalse de Aguilar es una pista de competición off road donde se celebran importantes eventos. Más adelante, Cervera de Pisuerga es un magnífico lugar para el descanso, el café o incluso pernoctar es el Parador de Turismo desde cuya terraza se divisa una bella panorámica de las montañas por las que continúa nuestro viaje. Son las primeras elevaciones de la cordillera Cantábrica, que eleva sus sierras entre los picos Tres Mares y Peña Prieta entre los que se cobija la Reserva Nacional de Fuentes Carrionas.
Para comprobar que realmente estamos en la Cordillera cantábrica nada mejor que subir hasta el mirador del puerto de Piedrasluengas. Estrecho y revirado sin grandes desniveles y con las obras del puente sobre el embalse de Requejada donde hay que prestar especial atención. En la cima desde un mirador bien acondicionado y explicativo se contemplan gran parte de los Picos de Europa. El descenso hacia Cantabria se puede realizar por dos rutas diferentes en ambos casos muy atractivas que tratamos en las rutas de Cantabria, Liébana.
Siguiendo por Palencia entre Cervera y Velilla del Río Carrión está el tramo más revirado de toda esta ruta. Son 55 kilómetros de curvas incesantes con algunos tramos donde la grava o áridos después de las tormentas obligan a prestar especial atención. Muy bonitos paisajes perfilando los embalses de Ruesga, Camporredondo y Compuerto con la travesía de poblaciones muy pequeñas de marcado carácter montañés. Es la llamada ruta de los pantanos la más afamada entre los motoristas palentinos.
Finalizado este bello tramo, poco a poco se vuelve a los llanos pasando por Guardo, que linda con la vecina provincia de León, marcando el paso natural de entrada hacia Riaño y el corazón de la cordillera, Los Picos de Europa. Nuestra ruta toma rumbo sur (C-615) continuando con las rectas largas camino de Saldaña, que tiene su Plaza Vieja declarada conjunto histórico-artístico. Muy cerca, en el pueblo de Pedrosa de la Vega se encuentra la villa romana de Olmeda, con importantes mosaicos que se salvaron milagrosamente del arado durante varios siglos y veinte kilómetros más adelante encontramos Carrión de los Condes. Ermitas, monasterios, iglesias… todas los tipos de templos con que los cristianos católicos fueron capaces de construir para adorar a Dios están presentes en esta ciudad, población inexcusable del Camino de Santiago. La iglesia de Santa María del Camino, el monasterio de las Claras y el de San Zoilo con su complejo hotelero, donde se celebran memorables cenas medievales, son sus tres hitos fundamentales. Carrión fue Corte de Reyes, señorío de Condes, cuna de ilustres como el Marqués de Santillana y los infantes de Carrión casados con las hijas del Cid.
Por último, al sur de la capital y para los que ya nada quieran dejar en el olvido, el impresionante castillo de Ampúdia, en el límite suroccidental de la provincia, construido en el siglo XV pone fin a un recorrido denso en referencias históricas y artísticas que muestra la dualidad provincial; curvas al norte y rectas en el resto provincial.
A la hora de reponer fuerzas, la gastronomía castellana de Palencia durante el invierno recomienda sentarse a la mesa y regalarse con un reconfortante y muy caliente tazón de sopas de ajo. Las variedades de la sopa castellana son múltiples, siendo la comarca y la mano del cocinero las que marcan las diferencias a base de pequeños ingredientes (jamón, chorizo, tocino, pollo, etc). Eso sí, todas tienen como ingredientes mínimos agua, pan, ajo, pimentón y un huevo escalfado, y deben ser servidas en un tazón hondo de barro que mantiene la temperatura y hace hervir el caldo aún en la mesa. Otros primeros tradicionales palentinos son las lentejas estofadas, las alubias blancas de Saldaña y la menestra de verduras. Caza menor y peces de río, además de cangrejos de Herrera de Pisuerga, forman parte del acervo gastronómico palentino. En cuanto a platos fuertes, Palencia comparte con sus vecinas castellanas la predilección por los asados, con el cordero como principal argumento.