19 May The Silent Route
GUSTAVO CUERVO
A nadie le cabe duda de que la Ruta del Silencio, tramo de la A 17102 entre Venta Pintada y puerto de Cuarto Pelado, es la ruta de moda del moto turismo español.
Hace unos días, mientras admiraba las vistas desde lo alto de dicha carretera, recordaba la primera vez que pasé por allí y pensé “Cómo ha cambiado esta zona”.
Corría la primavera del año 1989, cuando de vuelta de una concentración en Peñíscola (Castellón) decidimos regresar hacia Madrid atajando por la entonces carretera provincial TE 1702. Lo único que sabía entonces de esta ruta es que pasaba por un paraje natural llamado Los Órganos de Montoro, formación rocosa en plena sierra del maestrazgo turolense, del que había leído alguna reseña en una vetusta guía de maravillas naturales de España. En teoría, sólo tardaríamos un poco más que viajando por Valencia y luego la N-III, carretera entonces de doble sentido de circulación. Pero nos metimos en plena serranía y la media cayó en picado desde las primeras estribaciones serranas en la provincia de Castellón. Una serie de carreteras viejas de piso bombeado y parcheado, plagadas de invasiones de arena de las escorrentías… En general, una carretera que hoy denominaríamos pista asfaltada.
Avanzamos poco a poco y la sorpresa iba en aumento hasta llegar a los Órganos de Montoro. Las cabras montesas campaban a sus anchas y nuestro asombro crecía ante parajes tan solitarios y de naturaleza tan agreste. Llegamos con noche cerrada a Madrid en un viaje que nos llevó casi diez horas.
Algunos años después, y tras pasar otras veces por este tramo, publiqué algún artículo sobre la zona en la sección de turismo de la revista Motociclismo. Pero esta ruta era una sola más de entre las decenas que fueron apareciendo por unas páginas que, hoy confieso, pensaba que no leían demasiados aficionados. La carretera provincial continuó en su olvido secular.
En aquellos momentos, los vecinos de los pueblos de las comarcas de El Maestrazgo y Andorra – Sierra de Arcos buscaban mejores lugares para vivir y, como poco, emigraban a Andorra, donde la central térmica de carbón ofrecía mejores condiciones vitales a los turolenses.
En el año 2014, Quique Arenas empezó con la revista Motoviajeros y en el primer número escribió un sugerente artículo sobre el Maestrazgo turolense. Posteriormente, en uno de sus viajes, se encontró con María Ángeles y Cristina, las técnicas de turismo de las comarcas que habían puesto en marcha un proyecto de promoción turística de sus queridos pagos. Con mucha dedicación y esfuerzo habían encontrado un evocador nombre a un tramo entre las dos comarcas y, además en inglés, por aquello del márketing: “The Silent Route”, la Ruta del Silencio, consiguiendo instalar en 2018 un singular monumento con un macho cabrío llamado “Silencioso”, en un mirador. Quique publicó un amplio reportaje en esta revista nº 66 de septiembre 2020.
Fue el principio de su crecimiento, tímido al principio, acelerado a continuación y explosivo en el año en que nos encontramos. Actualmente es casi un ‘delito’ decir que no conoces la Ruta del Silencio y no son pocos los que callan cuando se hablan de sus excelencias mientras piensan “tengo que ir, tengo que ir”. Personalmente, no conozco a nadie que haya realizado este singular tramo de apenas 63 km, que no alabe y halague su trazado, sus paisajes y sus emociones.
Cierto que las comarcas han realizado toda la promoción que está al alcance de unas pequeñas administraciones locales de una de las provincias españolas menos promocionadas y de una de las Comunidades Autónomas también con menor tradición turística, a excepción de su conocida Fiesta del Pilar zaragozana. Cierto que, aunque las Administraciones volcaran todo su potencial promocional en un territorio, no conseguirían los resultados que está obteniendo esta ruta. Es el popular “boca a boca” la mejor promoción. Eso lo saben desde el más humilde de los ciudadanos, hasta el más laureado de los profesionales del comercio. No hay nada como que un amigo te recomiende algo para que le des una credibilidad, que ni de lejos te transmiten medios de todo tipo y publicaciones por muy prestigiosas que estas sean.
Motoristas individuales, motoclubes, grupos de amigos… todos hablan bien de la Ruta del Silencio y la recomiendan. Su fama se extendió con profusión entre todos los aficionados al turismo y la moto y la prueba fue que, en el año 2022, durante la Gala de la primera edición de los Premios Moto Turismo celebrada en Navacerrada (Madrid), The Silent Route obtuvo la victoria como mejor Ruta Nacional, por amplia mayoría entre los 127 miembros del jurado que votaron a las seis candidaturas finalistas.
Cuando Javier Morla, presidente histórico del M.C. Bañezano, abrió el sobre y pronunció su nombre, una explosión de alegría incontenible surgió entre los presidentes de las comarcas del Maestrazgo y Andorra Sierra de Arcos y los técnicos de turismo presentes en el acto. Con su presencia demostraban que creían con pasión que su proyecto podría ser el ganador. Estaban eufóricos. Allí mismo ya comunicaron a la Organización su intención de acoger la Gala en la siguiente edición. El argumento era de peso. “Esto debería ser como Eurovisión; el que gana se lleva la Gala a su territorio”.
Personalmente, he de reconocer que no lo había pensado hasta ese momento. Y aunque la idea era muy buena, de inmediato recordé cómo era esta zona de las sierras del sistema Ibérico aragonés y confieso que pensé: “Imposible. Allí no encontraremos ningún lugar apropiado para acoger a los invitados a la Gala 2023”.
Unos meses después, con Gema de los Reyes fuimos en nuestras motos a volver a recorrer la Ruta del Silencio con el ánimo de encontrar algún espacio adecuado para la celebración. Cristina y Ángeles insistían que había un lugar adecuado en pleno corazón de la Ruta: El Hotel & Resort Hostal la Trucha. Comentaban que estaba reformado y que era muy bonito, así que decidimos visitar el hotel. Aunque a priori parecía que no podía ofrecer las condiciones requeridas, pese a que su ubicación en mitad de una de las serranías más despobladas y menos conocidas de España, era inmejorable. Llegamos a la puerta del Hotel y para empezar no pintaba mal. Una antigua fábrica de papel moneda, posteriormente reconvertida en industria textil, y por último en hotel básicamente para cazadores. Un conjunto de edificaciones centenarias atrapadas entre despeñaderos y el río Pitarque, corriendo cantarín al fondo del valle. Un entorno precioso. Gema abrió la puerta, se volvió hacia mí con cara ilusionada y sólo dijo: “Mira esto. Entra”. Impresionante. Tanto que desde ese momento vimos allí el lugar idóneo para celebrar la II edición de los Premios. Un amplio espacio de techos construidos con troncos de robles centenarios, excelente decoración, iluminación, amplios espacios jardines, terrazas, piscina…. Un lugar de alto confort de los que gustan desde el primer momento. Sólo quedaba por ver si las habitaciones estaban al mismo nivel y comprobamos que la reforma llevada a cabo por el grupo Gargallo superaba incluso nuestras más exigentes necesidades.
Sin ninguna duda, esto no podía ser otra cosa que “el caprichito” de una de esas personas emprendedoras y luchadoras que con tanta abundancia como poco reconocimiento nacen en los más remotos pueblos de España. El Grupo Gargallo, con hoteles en Barcelona, Tarragona, y Teruel, tuvo su inicio en la voluntad incansable de Don Miguel Gargallo Lázaro, natural de Gargallo que emigró a Barcelona con apenas un hatillo al hombro a principios del siglo XX. Trabajó incansablemente creando todo un prestigioso grupo hotelero y el Hostal la Trucha era ese rincón con el que soñaba cuando de niño y adolescente corría por estos pagos.
La buena marcha de sus negocios hosteleros le permitió adquirir la propiedad y sus descendientes invirtieron ingentes cantidades de recursos para convertir aquella decadente vieja fábrica semi-ruinosa en uno de los lugares más fantásticos de la comarca.
El Hotel & Resort Hostal La Trucha será la base de operaciones de los Premios Moto Turismo
Pero volvamos a la ruta. En varias ocasiones hemos vuelto para ir afinando detalles y trazar el recorrido definitivo de la ruta turística que realizaremos el sábado día 17 junio por la mañana encontrando una colaboración apasionada por parte de todos los ayuntamientos por los que transitaremos. Desayuno en el precioso pueblo de Mirambel, aperitivo en el Calvario de Alloza, comida en Venta Pintada y todo unido por maravillosas carreteras de montaña atrapadas entre paisajes espectaculares.
Convertir en referencia moto turística un tramo de carretera olvidada es lo que ha sucedido con los 63 kilómetros de la A-1702. El siguiente paso es que las Administraciones responsables de todos infinitos tramos de preciosas carreteras locales que se serpentean por todas las montañas de España tomen ejemplo, y así en unos cuantos años lo difícil nos sea elegir entre miles de kilómetros de “carreteras de moda” para el turismo en moto.
Nos vemos en la Ruta del Silencio. Mas información en www.premiosmototurismo.com.